5 mayo 2017

Idea para producción de electricidad en una presa, permitiendo ambivalencia de presa y embalse

Algunos ríos tienen alta mortalidad de peces, además de que se puede obtener mayor desempeño eléctrico con la ambivalencia presa/embalse

Hay un problema asociado a la altura en de la boca que hará el salto hidráulico hasta la turbina, y es la altura, como se puede observar en éstas dos fotografías o bien están diseñadas para producir rendimiento neto, o contención de agua con eventual producción de energía mecánica.

Quizá hubiera una solución intermedia:

¿Qué pasaría si en la boca de salida de agua, dónde sale el chorro que da en la turbina que generará energía… Se pone un canal en dicha boca, que sigue el recorrido de agua embalsada desde el inicio de la construcción hasta el punto que se estima de mínimo salto deseable, con una boya que lo mantiene al nivel de ese agua embalsada y un peso que la deja ligeramente semisumergida, pero recorre por el canal el nivel del agua. ¿No se maximizaría la producción de energía según el nivel de la presa/embalse?

Lo que haría los pantanos y presas, mixtos, más flexibles y poder evitar o paliar en parte así, la mortandad de ciertos ríos por escasez de agua.

Reexplicado: Si la boca de agua que está embutida en un carril, y la boca lleva una boya para mantenerla al nivel del agua y un peso para semisumergirla. Se puede combinar el efecto de un pantano y el de una presa en una misma instalación.

Reexplico : La salida de agua va embutida en un carril, dicho carril sube y baja con un peso que lo mantiene semisumergido y una boya a nivel del agua.

No tengo buenas herramientas para dibujarlo:

(La boca podría estar un poco más arriba)

Llevaría dos paredes fuertes de acero para cada cara del espaldón. Llevando dentro bolas de acero gruesas  hüecas, fijadas cada una a la parte de la pared del espaldón correspondiente, para que se contenga las dos columnas de agua en el recorrido. Teniendo en la parte baja de la boca un peso para semisumergirla, por ejemplo de acero. Las bolas de acero van están encajadas en un cubo que las contiene, y del cual sólo sobresale ligeramente una parte que permite que el canal se desplaze, una pequeñisima porción de la bola de acero; tangente.

Los cubos donde están las bolas de acero son suficientemente fuertes para soportar la presión, de acero, y las paredes y bolas también.

Esfera dentro de cubo, la de contacto con el raíl metálico; muchos cubos soldados y alineados permitirían hacer la cara interna del raíl, para cada una de las caras del espaldón (Todo en acero):

El ‘truco’ está en que la cara de la bola de acero saliente mantiene una distancia por la cual podría entrar el agua hacia el cajón de salida o boca.

El contrapeso, lo hacen la boya y el peso.

Como en éste dibujo aunque se ven huecas en la parte que va al espaldón interno la plancha tendría bolas y huecos que concidirían con la cara interna de la boca, que en su lado interior tendría laminas libres, donde van los huecos, no bolas, más pequeños. No pasaría nada, porque esa cara está en contacto con un filtro interno sobre el que va apollado el espaldón de acero. Tal que así:

Cara interna del espaldón mal dibujada pero descrita arriba y abajo.

Bolas y huecos que conforman el espaldón apoyado sobre el filtro, las menores huecos, y la cara interna de la boca lamina con una parte en la que se desliza sobre las bolas que sobresalen un poco, y la otra está libre(como laminas de metal que tapan las bolas, y se descubren en tiras en los huecos menores) para que los huecos aporten el agua.

La boca está obturada sobre la mitad por un cierre deslizante en oblicuo para permitir entrar el agua hasta la parte del cierre, y desaguar, cuando se abra el cierre.

Naturalmente la altura de la boca, se puede obturar donde se quiera. Por ejemplo si el nivel del agua es muy bajo, o no se desea abrir la boca de agua. Mediante proceso hidráulico, controlado electrónicamente.

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2 mayo 2017

Las ecuaciones que nadie ha conseguido resolver y que valen un millón de dólares

Fuente ABC

Las ecuaciones que nadie ha conseguido resolver y que valen un millón de dólares

Las Navier-Stokes, que determinan el comportamiento de algunos fluidos, son uno de los siete problemas del milenio. Han sido utilizadas con mucho éxito en los efectos especiales cinematográficos

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Las ecuaciones de Navier-Stokes determinan el comportamiento de algunos tipos de fluidos
Las ecuaciones de Navier-Stokes determinan el comportamiento de algunos tipos de fluidos – Archivo
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ALFONSO JESÚS POBLACIÓN SÁEZ 02/05/2017 10:28h – Actualizado: 02/05/2017 11:32h.Guardado en: Ciencia

En el mundo que nos rodea persisten desde el inicio de los tiempos algunos fenómenos que se escapan del deseable pleno control del ser humano. La propagación de un incendio, la trayectoria que seguirá el agua en una inundación (o más domésticamente, dónde se habrá generado la filtración que ha provocado una gotera en el techo), las turbulencias aéreas o marinas que provocan incomodidades y a veces desastres, o algo tan banal como conocer si lloverá o hará un calor insoportable el próximo fin de semana. Todos ellos fenómenos de distinta índole y naturaleza, aparentemente.

Alfonso Jesús Población es profesor de la Universidad de Valladolid y miembro de la Comisión de divulgación de la RSME
Alfonso Jesús Población es profesor de la Universidad de Valladolid y miembro de la Comisión de divulgación de la RSME

Si indagamos un poco en lo que los provoca, encontraremos que tienen algo en común: están originados por fluidos. Los fluidos desde un punto de vista físico-químico son conjuntos de partículas unidas entre sí por fuerzas débiles que permiten que ante una fuerza externa las posiciones de sus moléculas varíen, fluyan (de ahí su nombre). Es el caso de los líquidos, los gases y el plasma. Líquidos y gases se adaptan al lugar en el que se encuentran, pero mientras los primeros son incompresibles (por mucho que los “achuchemos”, su volumen sigue siendo el mismo), los segundos no, aunque si se les deja, tienden a ocupar el mayor espacio posible, se expanden. Los líquidos, además, ejercen presión sobre los cuerpos que se sumergen en ellos y sobre las paredes del recipiente que los contiene (presión hidrostática). La parte de la Física que estudia los fluidos y sus aplicaciones se llama mecánica de fluidos, que se divide en hidrostática (se ocupa de los fluidos en reposo o en equilibrio) y la hidrodinámica (fluidos en movimiento). Llegados a este punto, el lector se estará preguntando: ¿Y qué pintan las matemáticas en asuntos de naturaleza tan física? ¿Me he confundido de sección o se han confundido ellos? Un poco de paciencia, que vamos acercándonos.

En 1822, el matemático e ingeniero francés Claude-Louis Navier (con una extensa carrera investigadora a pesar de fallecer a los 41 años) deduce un sistema de ecuaciones que describe el comportamiento de algunos fluidos. Veinte años después, Sir George Gabriel Stokes, partiendo de un modelo diferente, completa la descripción de esas ecuaciones, bautizadas como ecuaciones de Navier-Stokes en honor a ambos. Simplificando, digamos que se obtienen aplicando los principios de conservación de la mecánica y la termodinámica a un volumen fluido. Así se obtiene la llamada formulación integral de las ecuaciones, aunque se suele trabajar con ellas a partir de su formulación diferencial, como la que aparece en la imagen adjunta (que representa el caso concreto de un fluido viscoso pero incompresible).

Estas ecuaciones determinan el comportamiento de los llamados fluidos newtonianos. Un fluido newtoniano es aquel cuya resistencia a deformaciones (viscosidad) puede considerarse constante en el tiempo. El ejemplo más socorrido es el agua (viscosidad nula), aunque otros fluidos habituales en nuestro quehacer diario, bajo condiciones normales de presión y temperatura, se comportan como newtonianos, como el aire, algunos aceites, etc. Fluidos no newtonianos serían los geles, el pegamento, la miel o la sangre, por citar algunos de los más comunes. Para los fluidos newtonianos, si representáramos gráficamente la relación entre la fuerza ejercida (en un eje de coordenadas) y la velocidad de deformación del fluido (en el otro eje) nos aparece una línea recta (dicho de otro modo, esa relación es lineal), por lo que se trata de los fluidos más sencillos de describir.

Tratemos al menos de saber qué representa cada término de las ecuaciones: hay valores constantes (ρ la densidad, μ la viscosidad), las velocidades de desplazamiento en cada dirección (vx, vy, vz), las derivadas parciales de estas velocidades respecto a cada dirección y respecto al tiempo, y sus derivadas de segundo orden, P es la presión del fluido y g la fuerza de la gravedad. El problema es que desconocemos una solución general para ese tipo de sistemas de ecuaciones, que los matemáticos llamamos no lineal de segundo orden.

La turbulencia

En los años treinta del siglo pasado, el matemático francés Jean Leray avanzó en el intento de resolución demostrando que existen soluciones (otra cosa es encontrarlas) y son únicas, pero solo localmente (en el entorno de un punto), definiendo conceptos que se aproximen a la solución (soluciones débiles) y probando su existencia, entre otras cosas. Muchos especialistas han venido trabajando en el tema desde su propuesta. Pero el asunto es aún más complejo por culpa de una característica adicional que presentan los fluidos: la turbulencia. No existe a día de hoy una explicación matemática rigurosa de cómo un fluido pasa de tener un flujo regular a uno turbulento. Ya Leonardo da Vinci observó en su tiempo la aparición de remolinos a diferentes escalas. Y los matemáticos han definido un concepto que cuantifica la rotación de un fluido dándole un nombre identificativo: el rotacional.

Leray conjeturó que el fenómeno de la turbulencia podría tener que ver con la existencia de lo que los matemáticos denominamos singularidades de las soluciones del sistema de ecuaciones. Para hacernos una idea de la complejidad del problema, el físico alemán Werner Heisenberg nos dejó una reflexión que ha quedado como un icono: “Cuando me encuentre con Dios, le haré dos preguntas: ¿Por qué la relatividad? y ¿por qué la turbulencia? Estoy seguro de que me sabrá contestar a la primera”.

En matemáticas, y en la ciencia en general, cuando nos encontramos estancados ante un problema, los investigadores tratan de hacerlo frente por otros caminos diferentes. Es como cuando un aventurero al escalar una montaña, o tratar de profundizar a través de la espesura de la jungla se encuentra con algo imposible de superar. Entonces busca otra vía que le permita llegar a donde desea. Y muchas veces esos nuevos enfoques nos permiten realizar nuevos descubrimientos. Este es el caso.

El meteorólogo Edward Lorenz se planteó en los años sesenta del siglo pasado la siguiente cuestión: resueltas las ecuaciones de Navier-Stokes, ¿podríamos predecir el tiempo meteorológico con mayor precisión y a más largo plazo? ¿Cómo es posible que conociendo exactamente las ecuaciones que rigen la circulación atmosférica y las condiciones de partida no se llegue a predecir con un grado de fiabilidad aceptable el tiempo que hará tres días después? Lo que hizo para experimentar fue simplificar extraordinariamente las ecuaciones, dando valores numéricos concretos y tratando de aproximarlas (en vez de en modo exacto, con números decimales). Tampoco consiguió resolver el “aparentemente sencillo” sistema. Pero encontró algo que nunca hubiera podido imaginar.

Al tratar las ecuaciones numéricamente, con los ordenadores de aquellos años, descubrió algunos comportamientos singulares:

1.- La evolución de cada una de las componentes de la solución era tan extraña que indicaba un comportamiento que parecía fruto del azar.

2.- Al representar gráficamente la sucesión de valores que toman las soluciones en el transcurso del tiempo, obtuvo una trayectoria que se enrolla sobre un curioso objeto de dos lóbulos. Dicho objeto, que atrae toda trayectoria, no tiene volumen, pero tampoco es una simple superficie. No era plano (aparentaba tener algo más que largo y ancho, dos dimensiones), pero no llegaba a ser tridimensional (largo, alto y ancho). Así apareció el primer “atractor extraño” (ver imagen; hoy se conoce como atractor de Lorenz) y motivó el estudio de la geometría fractal.

3.- Al querer rehacer con más detalle el cálculo de la solución para un tiempo largo, Lorenz introdujo en el ordenador los valores que había obtenido para un tiempo menor, observando que las soluciones no tenían ninguna relación con las previas. Se percató de que las soluciones dependían del número de cifras significativas consideradas en los cálculos (el ordenador proporcionaba seis decimales, pero la impresora sólo le daba tres). Este pequeño error crecía exageradamente lo que ponía en evidencia la sensibilidad del sistema de Lorenz respecto de las condiciones iniciales. Pequeñas variaciones provocaban soluciones muy diferentes (sistema mal acondicionado lo llamamos). Traducido a su campo de investigación, un mínimo error de observación cambiaba completamente el tiempo que haría al cabo de una semana. Lorenz bautizó este efecto con una imagen muy impactante y mediática, el Efecto Mariposa (El aleteo de una mariposa en Japón puede provocar un huracán en Los Ángeles), origen de la teoría del Caos. Esto zanjaba negativamente la posibilidad de conocer la evolución del tiempo que va a hacer en un plazo de tiempo largo, porque nos encontramos con un sistema impredecible. Cosas que prueban las matemáticas.

El día de mañana
El día de mañana

Para finalizar, un hecho que nos confirma una vez más que los descubrimientos realizados teóricamente, pueden tener aplicaciones insospechadas en el futuro. En el cine, cuando se deseaba quemar una casa, o que hubiera una inundación, literalmente se incendiaba un edificio real o una maqueta en el primer caso, y se utilizaba una gran piscina en el segundo. Hasta que, a Nick Foster, ingeniero de software, se le ocurrió hacer lo que a Edward Lorenz con las ecuaciones de Navier-Stokes: trocearlas quedándose sólo con aquellas partes que tratadas numéricamente en el ordenador fueran capaces de captar la esencia del movimiento del fluido que se desee representar (agua en su caso). El ojo humano percibe una cantidad limitada de información, así que se le puede “engañar” sin que se dé cuenta. Dejó en las ecuaciones aquellas expresiones que transmiten la turbulencia y el chapoteo del agua de forma realista, despreciando el resto, hasta crear una imagen convincente. Y ganó el Oscar a los mejores efectos especiales por HormigaZ (1999) gracias a ello. Pero no sólo eso. Desde entonces, a partir del software que desarrolló con este procedimiento y otros que lo han perfeccionado, ya no hace falta que un especialista se queme bajo un chaleco ignífugo, ni haya que retocar los fotogramas o echar mano de maquetas para poder inundar completamente ciudades como Nueva York como se ve en la imagen de El día de mañana (2004). Permitan que me reitere: gracias a las matemáticas. Y eso que aún no hemos encontrado la solución general de las ecuaciones de Navier-Stokes, uno de los problemas que la fundación Clay premia con un millón de dólares al que lo resuelva. Aunque sinceramente creo que deberían incrementar ligeramente la recompensa, al menos proporcionalmente al número de años que lleve sin resolverse y a su utilidad, ¿no creen?

El ABCDARIO DE LAS MATEMÁTICAS es una sección que surge de la colaboración con la Comisión de Divulgación de la Real Sociedad Matemática Española (RSME)

Nota: ¿Cabría la posibilidad de que fueran las mismas que las de un condensado Bosé-Einstein? Es decir, el hueco que deja el agua al desalojarse sería el condensado Bosé-Einstein 😕

fuente de respuesta*1

Si estoy en lo cierto como un condesado Bosé-Einstein lleva a un agujero negro, partiendo de las ecuaciones de elasticidad de un fluido podríamos por aproximaciones sucesivas, obtener la evolución, del contorno del agujero negro.

Si tuvieramos un bidón abierto por arriba, cómo se describe en el chorro del 1*, se formaría un remolino en un  momento determinado que hubiera caído el suficiente líquido sobre la superficie lisa que se describe en 1*

La idea me parece interesante, cuanto menos.

10/24/2018

Las ecuaciones que nadie ha podido resolver y valen 1 millón de $. Para mi el torbellino es equivalente a un agujero negro, que por aproximaciones sucesivas podría resolverse, quizá pudiera explicar la materia oscura y la energía oscura…

Que un remolino equivale a un agujero negro parece obvio intuitivamente, Y que después puedes modelar lo que estás observando para llevarlo a la estructura de un torbellino. Parece conveniente.

Lo que haya en el interior ó la dinámica de un agujero negro. Parece lo más aproximado que podemos pensar intuitivamente que tenga que ver con la energía oscura y la materia oscura.

Las aproximaciones sucesivas son una forma tratar los conjuntos de integrales, para los valores reales. Donde de otro modo no podríamos llegar. De todos modos la expresión de esas ecuaciones que valen 1 millón de $ se pueden ligar a objetos del Universo. Parece conveniente.